domingo, 28 de septiembre de 2008

El jodido de Don Freire

Willy Polvorón, los que vamos a morir te saludamos... (¡botón!)

domingo, 14 de septiembre de 2008

Nelson, “el mendigo investigador”* en: “Se voló, loco...” (Una historia negra y despareja -como la cotorra de tu vieja-)




*Aclaración inicial: Por respeto a la naturaleza fétida y desnutrida del personaje, por favor evite bañarse o comer durante la lectura del presente texto.




“Que los cumpla, feliz, que los cumpla feliz, que los cumpla, que los cumpla, que los cumpla feliz”. “Vení, Tarántula, vení, acercate a la fuente que te sacamos la fotito”. “Dale, Taran, que no se cumple 15 todos los días: una fotito en la fuente ¡vení!”. Tímida y envuelta en un virginal vestido blanco, Tarántula se arrimó al borde de la pseudo pileta plagada de estatuas para ser retratada en ése, su momento.

Pero a la voz de familiares eufóricos vivando a la adolescente se sumó una garganta ronca y un ligero ruido líquido que también se hizo parte del festejo. Lanzando un poderoso chorro de meo que hizo centro en la sonrisa de la quinceañera que posaba, Nelson, el mendigo investigador, emergió de las aguas al grito de “qué los cumplas, malcojida, que los cumplas: tomate un pis”. “¿Pero quién es este desubicado?”, se preguntó el tío Margarito, que acaba de salir del hospital tras ser empernado por 16 militantes de la CGT un lunes feriado.

No terminó su pregunta cuando un objeto oscuro voló por los aires y dio de lleno en el escote de Tarántula. “¡¿Qué es eso?!”, gritó una vieja. Atónitos, papi y mami se miraron entre sí antes de fijarse en la cumpleañera. Demasiado tarde: Tarántula ya andaba a las arcadas y de los espasmos rodada dentro de la fuente inundada. “¡Es mierda!” “¡Ese croto hijo de puta nos está revoleando con mierda!”.

Sí: era mierda. “Cacona, papis. Y está recién sacada del cortasoretes, así que no la desperdicien y agréguenla a los canapés de la boluda esa que están criando”, saludó Nelson. “Lo único que faltaba... que ya no me pueda humedecer el opi porque siempre aparece alguna trola experta en pajas haciéndose la santa”, agregó.

“Muerto de hambre, estás arruinando un momento único para la nena”, gritó papi. “Momento es el que pide tu hija cada vez que en la playa de estacionamientos de la cancha de Arsenal los negros hacen fuerza para meterle veintidós porongas en la boca de una, forro”, contestó el harapiento.


“Tarántula es muy estudiosa y...”. La mierda vuelve a volar. “Rajen de acá, hijosdepu, o saco las reservas. Miren que estoy cenando en la vereda de un supermercado coreano, y no saben lo rica que están las colitas de bondiola que tiran esos pibes”, amenazó el mendigo. Un segundo después, la quinceañera aborda un Peugeot 504 y se pierde en la ciudad... dejando tras de sí un inquietante olor a caca.

“Ahora sí puede seguir sacándome las cascarrias del ojete sin que me interrumpan”, pensó Nelson. Pero se equivocaba. No llevaba un minuto tratándose de desenroscar un bucle duro como una madera que se la había hecho en la puerta del orto cuando un patrullero se detuvo junto a la fuente.

“Pero mirá qué casualidad, sobador de manubrios. No sabía cómo ubicarte, así que abrí la ventanilla y tu aroma a nutria muerta nos trajo hasta acá”, lo saludó, con la cordialidad de siempre, el comisario Singollete. “En serio, che, qué justo. Yo estaba peleando con un rulo saborizado del culo y me acordé de vos. Dije: ‘si Singollete estuviera acá, seguro que me pedía un poquito de este condimento anal para ponerle a esos panchos que suele meterse en la ranura de carne”, contestó el investigador.

“Mirá, lame picaportes, dejémonos de boludeces: te necesito para un caso. Alguien está profanando estatuas y santuarios del Gauchito Gil en Berazategui y, por cómo es el ataque, vos sos el único que puede resolverlo, abusado de chico”, explicó Singo_ _ _ _ _ (Lector, no sea pajero y complete la palabra).

“¿Qué onda, seca uretras? ¿cómo bardean?” “Fácil, malparido... alguien se ocupa de cagarle la cabeza a las imágenes. Y no es un soretito y me voy: es una soberana bosta con hilitos de salame y todo... como si fuera de un Gran Danés” “¿Eh?” “Sí, de hecho en un principio pensamos que era un rrope, pero como encontramos restos de chipá, morcipanes y gaseosa Goliat nos dimos cuenta que era un chabón... ningún hijo de puta que no sea humano se puede meter en el buche toda esa basura masticable”, sostuvo el comisario.

“Vamos, loco, me termino de enjuagar el cometrapo y salimos”, gritó Nelson. “No, al revés, veníte como estás que así nos sos más útil”, chilló Singollete. Minutos después, y con las ventanillas bajas y el aire acondicionado al mango para espantar la baranda a huevo podrido que transmitía el mendigo investigador, el patrullero avanzó a los pedos rumbo a Berazategui.

Llegaron. Pegado a la estación de tren, una estatua del Gauchito Gil oteando el horizonte con la mano izquierda y apretándose el pito con la derecha –miembro que sobresalía como un Toblerone de su bombacha de campo– aparecía coronada con un soberano plastón en la frente del quía. Un par de cuadras más lejos, una imagen del Gauchito sentado arriba de una botella de ginebra Bols de punta exhibía un sorete duro, como de cuzco ya viejo, tapándole las cuencas de los ojos.

“Sin dudas, el Cagador de Cabezas ha vuelto”, dijo Nelson, casi para sí. “¿El Cagador de Cabezas?”, lo interrogó Singollete. “Sí, ano ‘amigable’. Un loco que apareció allá por el ’89. La primera cabeza que cagó fue la de una estatua que le levantaron a Ringo Bonavena en Parque Patricios. Luego empezó a cagar a diestra y siniestra: estatuas, ventanales, posters, figuritas, los molinetes del subte. Un día desapareció...”, comentó el indigente.

Sin que lo vieran, Nelson frunció el ojete. Allá por el ‘89 si bien su investigación había logrado arrinconar al Cagador de Cabezas, el turro se había esfumado un día antes del operativo final. Y Nelson, el imbatible Nelson hasta ese momento, había quedado como un soberano pelotudo.

“¿Y por qué se demoraron un día en ese momento, cometroncas?”, preguntó Singollete. “Bueno, es que justo conocí a un trava que la soplaba como para levantar un barrilete y me colgué 48 horas destapándole el baticonducto cacal”, rememoró el mendigo.

El indigente se acercó hasta la estatua y aspiró fuerte el abrasador perfume de la mierda que le tapaba los ojos al Gauchito Gil. Luego miró de cerca el sorongo: tenía granitos de choclo, una baba blanca que le recubría las grietas (“este se tomó un trago de guasca antes de garcar”, murmuró el investigador), la tapa de una boligoma incrustada en el medio, y restos de una foto de Hebe de Bonafini. “El Cagador bombea cerbatanas de cuero en el comedor de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo”, rugió Nelson.

Sí, ya tenían una hipótesis. Para coronar su sabiduría el mendigo procedió a bajarse los lienzos y, tras ajustar el calibre de su popa de cuerina, lanzó un potente geiser de colitis que dio en la muela cariada derecha de Singollete, que contemplaba boquiabierto el tremendo poder de deducción del croto que resuelve casos. “Cuando termines de hacerte gárgaras para la bronquitis con este bicarbonato arrancamos para la Universidad, cabeceador de glandes”, lo apuró el pordiosero.

Llegaron en dos pedos. Claro, los que se tiró Nelson en plena autopista y que, producto de sus efectos alucinógenos, impulsaron al milico conductor del patrullero a parar a un costado del camino, juntar 16 kilos de escombros, y ponerlos arriba del acelerador para luego ir al taco metiendo solo embrague y cambios. “Buena, Tito Bessone”, lo celebró el croto, que se había vuelto a bajar los lompas y ya se rascaba la ranura de corderoy defecado con el tapizado del Chevrolet policial.

“A la cocina, ladrones de semen ajeno, que por lo que vi en su cacona el tipo prepara tartas con maíz y hace collage con papel glacé y revistas aptas para todo mogólico”, ordenó Nelson, ya en la vereda de la Universidad de las pachamamas. Y ahí estaba, el temible Cagador de Cabezas, arrodillado y lamiéndole el prepucio a un jovencito en silla de ruedas que lo único que repetía era “despacio, que sino me voy a correr”. “Qué te vas a correr vos, recontra jajajaja... ¿encima de discapacitado motriz te gusta que te la chupen? Pajeros, acompañen a ruedasman hasta las escaleras de la estación Congreso de la Línea A de subte y denle un empujoncito de onda así pitufo motorizado no pierde el próximo tren”, aconsejó el indigente.

“Y vos, Cagador, tu incontinencia cacal llegó a su fin. Sacate ese tubo de carne de la laringe, soltá la lata de choclos y ponete contra la pared, que te vamos a medir el líquido de frenos porque me dijeron que te vas de cola cuando la pista está mojada”. El delincuente anal no emitió sonido. Apoyado contra un muro, procedió a separar los cantos mientras las manos de Singollete lo palpaban de armas y, de paso, le amasaban un toque el ganso “para ver qué tan cargado está el muchachito”.

Pero cuando uno de los dedos del comisario rozó el ano del Cagador, sucedió lo imprevisto: un pedonosuario con la potencia sonora de un motor de TC 2000 acelerando a la salida de la cuerda sobresalió de su recto y, previo lapso en el que el tiempo pareció detenerse, detonó en la cocina haciendo volar en mil pedazos los ventanales y arrojando al suelo tanto a la milicada como a nuestro héroe, que haciendo patitos hasta pelarse el culo como un mandril, terminó hecho una bolita (pero era bien argentino, ¿eh?, no nos confundamos... que el mendigo investigador no es ningún cobrizo, puto) en la vereda de la Universidad.

Cuando Nelson volvió en sí, el Cagador de Cabezas había desaparecido. Otra vez. Resignado, miró dentro del local y vio a Singollete con un tenedor clavado en un huevo, y al resto de los policías con el uniforme totalmente cagado. El malviviente del sorete fácil se había salido con la suya. “Se escapó otra vez, almacén de placentas”, murmuró el comisario, al tiempo que forcejeaba para sacarse el tenedor que colgaba de su escroto. “¿Te pensás que no me di cuenta, acicalador de conejos erectos? Se voló, loco”, musitó el mendigo. “Pero ya lo podré empernar otra vez. Y ahí, te juro por el cáncer de tu abuela, que no se me escapa, mamabicho”, agregó Nelson.

Y luego se fue escupiendo bajito (un soberano garzo verde esperanza que extrajo de las profundidades de su tuberculoso diafragma). Rumbo a la plaza Congreso. Dispuesto a dar con una reja negra bien puntiaguda que le permitiese apagar una picazón de ojete inesperada. Que no sabía de donde carajo le venía, si después de todo se había limpiado la tobera con el asiento del patrullero... Pero que tenía que ver con algo que, hasta el momento, el croto desconocía: el caso había quedado sin resolver. Y la cuenta pendiente, como el peor de los vinos tetra brick, le había dejado el opi ardiendo.



Bicho Moro



sábado, 13 de septiembre de 2008

No quiero ser más tu amigo (puto)



Hoy, mientras me depilaba el codo, pensaba en los amores truncos. En esas situaciones en las que los muchachos entregan el marrón a un par para dejar de sentirse solos. Y se bancan el dolor. Y no se quejan por más que la compañía tenga un aliento a hiena en celo que te genera calambres intestinales.

Entre pelo y pelo arrancado, medité también sobre esas situaciones en las que te dicen "seamos amigos, puto". Y vos te quedás así... solo... desolado... con el pito en la mano.

Y te preguntás "¿y ahora qué?", "¿me la tengo que autochupar?", "¿tengo que poner una ferretería?", "¿adoptar un bebé comechingón?". Y en un punto... en un pequeño, ínfimo, y soberano punto, te la querés cortar.

Para después hacerte un sanguche. O ponerla en el freezer hasta que se ponga dura como una tosca y luego sentarte arriba. Para consolarte...

Con la cera a medio enfriar, dí con este video. Y me sentí un poco triste. Llamé a mi vieja y le dije: "mamá, tengo SIDA". ¿Todo por qué? Por la historia de mierda que protagonizan el forro de Rick Hunter y la cornuda de Lynn Minmei en Robotech.

Y por Banana Pueyrredón... que le puso letra y música a mi pensamiento: no quiero ser más tu amigo. Ya no, PUTO.

Estimado lector-curioso oledor-cristiano al pedo, haga clic en el video. Mire y escuche. Luego me cuenta sobre su dolor (en el anillo de cuero).

Pd: si no podés ver el video, porque esta mierda de Blogger está andando mal últimamente, entrá acá: http://www.youtube.com/watch?v=Lh0efATtLrc